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Este es un espacio de la Asociación Maternidad y Crianza de Benicarló (Castellón) desde el que queremos compartir con todos vosotros nuestra visión de la crianza con apego.
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miércoles, 29 de enero de 2014

Lactancia de Mellizos



Quisiera compartir con vosotros cómo está siendo esta lactancia doble, un regalo que me mandó la
vida cuando ya pensaba que no iba a poder tener más hijos.
La lactancia con mi hijo mayor duró tres años. Fue maravillosa. En ocasiones muy dura, en
ocasiones desesperante, pero sin duda una de las mejores experiencias de mi vida, así es que cuando
me enteré de que venían mellizos empecé a mentalizarme para el reto. Porque desde luego lo
es. Empecé a leer sobre las lactancias dobles, volví a mis reuniones de La Liga de la Leche y fui
preparándome mentalmente recordando que ya lo había hecho una vez con éxito y con un niño
súper demandante, tanto, que dos niños juntos no podían pedirme mucho más... no había más horas
en el día!
Cuando nacieron, se llevaron a Martín (2,850 kg) cinco horas a la incubadora y me dejaron a
Aitana (2,300 kg). Ella más o menos se enganchó, y desde luego esa no separación hizo que a pesar
de la cesárea, la leche me subiera en 24 h. Con el peso que tenía la niña os podéis imaginar que
era una odisea que mamara. Ambos perdieron 200 gr en el hospital, a la vez que les descubríamos
frenillo tipo 1. A Martín se lo quitaron al sexto día y a Aitana un mes después.
Aconsejada por Concha de Alba, experta monitora ILBC del 12 de Octubre, y tras quitar el frenillo,
me metí en mi habitación una semana con los niños y un extractor doble que compré y me dediqué
a darles de mamar y a sacarme leche. Había que aumentar la producción muchísimo; corríamos
peligro... no me podía estar pasando a mí... pero sí... Así es que cogí aire y empecé a luchar
contra el cansancio, las dormidas de Aitana y el extractor. Afortunadamente, Martín era y es un
“mamador” y permitió que no hubiera ningún problema de mastitis.
A todo esto estaba Rodrigo, al que hacía el caso que podía, aunque afortunadamente mucha gente se
fue ocupando de él.

Pasó esa semana y subieron bien de peso. Y siempre continuó así. Más rápidamente Martín, más
lentamente Aitana. Pero de manera regular subían poco a poco, moviéndose entre el percentil 0-3
ella, al 12-15 él, en pesos, pues en altura estuvieron siempre sobre el 15.
Hasta que llegó el cuarto mes y me dicen que tengo que darle leche artificial a Aitana, pues ha
bajado un poco de percentil. En ningún momento me dicen cuánto, pero que como ha ocurrido,
pues que a suplementar, que es muy normal en mellizos no tener leche suficiente, que para eso está,
que les sorprende que no quiera hacerlo, que normalmente las madres en cuanto les dicen algo así,
quieren suplementar rápido. Que no me entienden. Y yo no sé si discutir o dejarlo estar y buscar mi
propia información. Si cada día les cambio el pecho del que mamarán a lo largo de ese día no puede
haber problemas de cantidad, pues Martín va creciendo sin problemas. Además ella ha más que
doblado su peso de salida del hospital en cuatro meses, ¿qué más se le puede pedir a un cuerpo?
Así es que cambio de pediatra a una de la que oigo hablar muy bien y ella los encuentra fenomenal.
A los seis meses vuelve a verlos y de nuevo los ve bien y ya nos emplaza a octubre.
El “problema” de los mellizos son las comparaciones, y si además como en mi caso son niña y niño,
hace que haya muchas más diferencias. Aunque en mi caso es ella la más pequeña, en otros es el
niño, y suele llamar más la atención. Lo que es seguro es que el que haya uno más grande que otro
es totalmente normal en los partos múltiples.

Yo ya he decidido no pesarles por varias razones. La principal es que para ver que Aitana sube de
tan poquito en tan poquito, pues no tengo ganas, y como a los dos se les ve perfectamente sanos,
espabilados y no se han puesto malos ni un día, doy por bueno cómo son y cómo están.
Creo que la lactancia en múltiples es complicada al principio, pero con decisión, asesoramiento
y confianza se puede sacar adelante. Una vez pasados los dos o tres primeros meses todo fluye,
como en el caso de lactancias de uno y todas las ventajas maravillosas que trae consigo se disfrutan
doblemente. No me puedo imaginar preparando y estando pendiente de biberones para dos niños.
Ahora, cuando tienen hambre, comen. Si tienen sueño y estoy yo, maman. Todo es muy sencillo.
Sí, tengo que estar yo cerca casi siempre. Pero yo decidí que fuera así y pude hacerlo renunciando a
otras cosas. 
                                                  
Por supuesto que a veces es duro, pero de verdad que poco más que un hijo único que mame mucho.
Al principio les daba a la vez, pues era más sencillo y muy agradable para los tres, pero a raíz
del tema del peso de Aitana empecé a darles por separado para concentrarme más en cada uno,
aunque Martín no necesita mucha concentración... ¡él solo se surte! Ahora está a punto de gatear
y no sé cómo voy a poder pararle si quiere mamar y le estoy dando a Aitana. Tampoco sé cómo
se desarrollarán los próximos meses en cuanto a demanda. Cómo me manejaré con dos andarines
pidiendo teta. Cuánto “aguantaré” con la lactancia nocturna que con Rodrigo corté a los dos años,
para continuar sólo con la diurna, pero que con ellos creo que va a ser antes pues duermen más y
va a ser más fácil. Creo que la larga experiencia con Rodrigo me está marcando muy claramente el
camino a seguir con ellos.


Texto de Eva María Bernal http://mspe.blogspot.com.es/