En este blog.....

Este es un espacio de la Asociación Maternidad y Crianza de Benicarló (Castellón) desde el que queremos compartir con todos vosotros nuestra visión de la crianza con apego.
¡¡Estáis invitado a participar!!

miércoles, 27 de febrero de 2013

“¿Esto que me pasa es normal o me estoy volviendo loca?”




“Cuando mi bebé nació todas las previsiones que tenía se fueron al traste... nada era como yo pensaba. Yo me sentía extraña, no me reconocía.... De repente, las conversaciones con mis amigas, ninguna de ellas madre, no me resultaban de interés. Mi madre y yo discutíamos siempre que venía a casa a vernos, no sé porqué me irritaba tanto su presencia... A veces lloraba sin una razón aparente, por cualquier cosa.... Pero lo que realmente me preocupó fue que, cuando mi bebé dormía, ¡no podía evitar ir a ver si respiraba!.............¿Esto será normal o es que me estoy volviendo loca?....”
                                                                                                                                    Laia, 32 años.


A menudo escucho experiencias como esta, y no sólo eso, como madre también he tenido algunas de estas sensaciones. Aunque cada maternidad es una vivencia única, es a la vez, un relato común.
La maternidad es un cambio muy importante en la vida de una mujer que afecta a todos sus ámbitos: laboral, de pareja, social, ocio, familiar... y es totalmente normal pasar por un periodo de transición, nos adaptamos a la nueva situación. Nos rompe los esquemas, y hablo en un sentido totalmente literal. Cuando en el ámbito de la psicología decimos que la maternidad es una crisis vital estamos queriendo decir en otras palabras esto mismo, es un cambio en la vida tan excepcional que exige ajustes personales nuevos, ya que los recursos anteriores no nos sirven en la nueva situación.


“Yo pensaba en el embarazo y el parto, nunca pensé en nada más. Yo creía que tendría a mi bebé y ya está, que yo sería la misma, todo sería igual, pero con mi “baby mocosete”.... Y luego vino lo que vino...”


Amparo 37 años


Nace una madre, y con esta nueva identidad un abismo de dudas, inseguridades, miedos.... En poco tiempo, hay que buscar nuevas maneras, nuevos roles y funciones para la madre, el padre y todo el sistema familiar. El bebe obliga a recolocar como si de un nuevo puzzle se tratara, pero con las mismas piezas que se han utilizado hasta ahora: un padre, una madre, una abuela, un hermano etc... Las nuevas necesidades fuerzan al cambio en el sistema familiar que debe adaptarse, provocándose en muchas ocasiones disputas y rencillas que aparecen o que estuvieron en “stand by” hasta este momento.

La identidad materna se construye a través de la historia personal, la propia vivencia de la infancia, actitudes y características personales etc... así como por el contexto social que las envuelve. Actualmente nos vivimos en una sociedad y una cultura que se mueve de manera muy contradictoria respecto a la crianza de nuestros hijos/as, y el núcleo familiar sufre mucho esta ambigüedad. De alguna manera todas las personas tenemos una definición propia de lo que es una “buena madre” y un “buen padre”, y esto va a funcionar como una guía fundamental ya que representan las directrices del proyecto de familia que queremos llegar a ser.


A todo este movimiento personal y familiar le unimos un elemento, que creo no se le da la importancia que realmente tiene, pero que desde mi punto de vista es principal: el cansancio. Sabemos perfectamente que no estamos hablando de cansancio físico, de haber corrido más que de costumbre esa mañana, o haber tenido mucho trabajo, que se acaba después de dormir algunas horas más de las habituales. Se trata de un cansancio de otro orden que viene de ocuparse de un bebe veinticuatro horas al día los siete días de la semana, del peso de la responsabilidad de un personita que depende totalmente de tí, la novedad de la situación...... Es un cansancio que no desaparece tan fácilmente, ya que es del área más emocional y energética. Todos estos elementos producen que en la maternidad/ paternidad se de en muchas ocasiones una sensación de vulnerabilidad o sensibilidad especial:


“Cuando nació mi segunda hija me sentía como si no tuviera piel, cualquier cosa me tocaba y me afectaba sobremanera.”

MaJose 29 años


Por esta misma razón, comentarios aparentemente insignificantes, casi siempre del tipo de “llora porque tiene hambre”, “lo vas a malcriar si lo llevas tanto en brazos”, etc.... de la abuela del bebé, o de la vecina que viene de visita, caen como bombas... Sin saber exactamente porque, nos hieren profundamente. Son comentarios que hacen diana en el centro de la máxima preocupación, nuestra propia confianza, la disminuyen poniendo en duda nuestras aptitudes como madres a nuestros propios ojos y a los ajenos:
“¿Pero que pasa? A las madres, las tías.... ¿que se les ha olvidado cómo se pasa en estos momentos? ¡Todo el mundo diciéndote lo que tienes que hacer!.... Yo espero que cuando mi hija sea madre, me acuerde de esto, para no caer en el error de hacerle comentarios de como ha decidido cuidar a sus hijos/as...”

Alejandra 41 años


Madres buscando a madres

En este contexto, resulta fácil entrever que la necesidad de apoyo aparece con mucha fuerza, pero no de cualquier apoyo, sino de aquel que nos da espacio para poder hablar y ser entendidas, en ese lenguaje que no todo el mundo comprende. Aquel apoyo que nos da aliento, nos da seguridad, exactamente el de otra madre experimentada o guía, una figura materna, que proporcione confianza y un “ambiente de contención” (así le llaman algunos/as profesionales). Es una interacción que favorece la necesidad de seguridad así como el intercambio de experiencias entre madres.
Soy una gran adepta de los grupos de madres en todas sus modalidades: talleres de apoyo a la lactancia materna, grupos de posparto, grupos de crianza, foros especializados... cada mujer encuentra el propio. Estos grupos normalmente respetan y favorecen estos espacios de contención, libres de juicios y opiniones, y la madre se siente cómoda fácilmente ya que todas comparten el mismo momento vital y experiencias similares. Así encuentra a mujeres referentes o compañeras afines, que formaran su red de apoyo.


“ Después del nacimiento de mi primera hija quise que mi pareja me acompañara un día al grupo de posparto, que tanta importancia tenia para mi. Por casualidades de la vida la matrona nos reunía en su casa, concretamente en la cocina, a veces mientras cocinaba un pastel de cumpleaños para alguno de sus cuatro hijos. Una vez acabado el taller yo le pregunté entusiasmada a mi pareja que le había parecido, y él me contesto que no había entendido nada, que todas hablábamos a la vez y que no sabía bien que le encontraba a aquello. Mi frustración fue tremenda, para mi había sido todo tan interesante....”


Sara 30 años


¿Y por que otras madres?

Porque el padre nos proporciona apoyo emocional en el mayor de los casos, pero no tiene la legitimidad de una madre, nunca pasó por lo mismo. Porque la abuela materna del bebe muy a menudo, es fuente de conflicto inicial hasta que cada rol se resitua, (¡la hija ahora es madre! ). Pero esto no será siempre así, la relación esta pasando por un tránsito necesario que dará lugar a un nuevo vínculo entre la abuela y la madre, diferente al que existía antes del nacimiento del bebe.


Porque no siempre hay hermanas, tías, abuelas... cerca de las madres para realizar el sostén vital que necesita una mujer en este momento tan característico.
Porque las madres necesitan otras madres para hablar de bebes, de ellas, de todo lo que les está pasando, porque estos contactos nos ayudan a sobrevivir cuando maternamos en soledad, como sucede habitualmente.


Christiane Northrup en su grandioso libro “Cuerpo de Mujer. Sabiduria de Mujer” relata: “Una de mis pacientes me dijo: <<Me sentí una con todas las mujeres que han parido alguna vez. Me sentí poderosa y conectada con algo de mi interior que no sabía que estaba ahí. Ocupé mi puesto entre las mujeres madres.>>”

                                            
                                            Sara Jort Povea es psicóloga perinatal y psicoterapeuta gestalt. www.sarajort.es

sábado, 23 de febrero de 2013

Maternidad y Crianza ofrece un curso de asesora de lactancia






La Asociación “Maternidad y Crianza” de Benicarló celebró el sábado la primera de las tres sesiones que integrarán el curso de asesora de lactancia. Una veintena de madres participan en este taller que imparte la Consultora Acreditada de Lactancia Materna (IBCLC) Patricia López Izquierdo.
Este curso supone el inicio de un proyecto de la asociación por crear un grupo de "madrinas" de lactancia que puedan ayudar a las mamás que lo necesiten. De este modo, los teléfonos de las “madrinas” se distribuirán entre pediatras y matronas para que puedan ser facilitados a las madres interesadas en contar con este asesoramiento.
En este caso, el taller formativo es sólo para socias y se ha invitado a participar a las asociaciones "Les ametletes" de Càlig, “Criant als braços” de Vinaròs, “La rialla” de Sant Rafael y “Grup de Criança Els Ports”.

Siguientes sesiones
Las dos sesiones restantes del taller formativo de asesoras de lactancia se impartirá el próximo sábado, 2 de marzo, de 17:00 a 20:00 h, y el sábado, 13 de abril, de 17:00 a 20:00 h. Ambas citas se desarrollarán en el MUCBE.

miércoles, 20 de febrero de 2013

Criar sin castigar


Charla para la semana mundial de la lactancia materna 2010.
Tomiño. Pontevedra.
Para hablar de lo que significa criar sin castigar lo primero que tenemos que saber es a qué nos estamos refiriendo. Porque lo cierto es que muchas personas dicen que no castigan cuando en realidad lo que quieren decir es que no pegan a sus hijos, o que no les encierran en una habitación hasta que se les pase el “berrinche”. Pero la realidad es que se castiga y mucho, porque es lo que sabemos hacer, es lo que hemos aprendido, es lo que nos han enseñado y nos cuesta mucho encontrar alternativas.
Un castigo es una herramienta de modificación de conducta. ¿Qué quiere decir esto? Más allá de lo que quiera decir a nivel psicológico o pedagógico, el hecho de que sea un medio para conseguir un fin es muy importante. Es decir, por mucho que nos intentemos convencer de los contrario, un castigo no es el resultado de una mala acción, sino que es una acción que se realiza con el objetivo de conseguir un resultado; no es un porque, es un para qué.
Utilizando un lenguaje psicopedagógico, un castigo consiste o bien en la aplicación de un estímulo negativo o en la retirada de un estímulo positivo con la intención de modificar o extinguir una conducta determinada en un sujeto. Por ejemplo, dar un cachete es aplicar un estímulo negativo, cancelar la visita al zoo que teníamos esta tarde es retirar un estímulo positivo. Pero ninguna de ellas es mejor (ni peor) que la otra, ambas se basan en el mismo proceso psicológico: conseguir que la conducta que no nos gusta tenga una consecuencia desagradable y por lo tanto, la persona (en este caso el niño) acabe por dejar de realizarla.
Es necesario aquí distinguir un castigo de una consecuencia lógica. Primero porque, como comentaba antes, un castigo no es una consecuencia, sino una acción en sí misma. Y segundo, porque otra de sus características es que es arbitrario, es decir, puedo elegir cualquier estímulo como castigo, esté o no relacionado con la conducta que quiero modificar. Por ejemplo, si no te comes las lentejas, no verás la tele. No hay conexión entre comer y ver la tele. En cambio, una consecuencia lógica es algo que no estamos imponiendo para modificar una conducta que a nosotros nos desagrada, sino que es algo que es inevitable. Ejemplo, si no dejas de asomarte a la ventana del 6º piso tendré que cerrarla… En este caso sí es una consecuencia, y se deriva directamente de la actividad que se está desarrollando que puede, por ejemplo, suponer un peligro potencial.
Pero volvamos a los castigos. Funcionan. Los castigos funcionan. Son fáciles de aplicar y sus resultados se obtienen con relativa prontitud. Entonces… por qué algunos padres, madres y profesionales abogamos por una manera de criar y educar sin castigar??
En primer lugar porque, como ya he comentado, los castigos son una técnica de modificación de conducta, y me pregunto en muchas ocasiones si estoy legitimada para modificar la conducta de nadie desde el exterior, otorgándome la potestad de decidir desde fuera lo que está bien y lo que está mal. Nuestros hijos pueden comportarse de una manera que nosotros no esperamos, que no compartimos, que no utilizaríamos, pero normalmente esa conducta no es gratuita, no está ahí para molestar (ni a nosotros ni a otras personas), sino que probablemente tenga alguna función (el niño nos manifiesta su malestar por alguna cuestión física o emocional –le duele la pierna, está disgustado porque su amigo no ha podido venir a comer, está enfadado porque ha tenido que ir a clase de piano en lugar de quedarse a jugar al fútbol-, el niño puede no conocer las consecuencias de alguna de sus actividades –puede no saber que ese jarrón que está usando para hacer experimentos de barro es una herencia de la bisabuela, puede no entender que nos duela horrores la cabeza- o simplemente tiene una necesidad que nos está comunicando… sueño, hambre, sed… o atención)
En segundo lugar, porque con un castigo no profundizo en la comprensión de la conducta que quiero modificar o eliminar. Es decir, el niño no aprende que hablar o cantar o gritar GOOOOL mientras mamá habla por teléfono hace difícil la comunicación de mamá… entiende que si mamá habla por teléfono mejor callarse porque si no me echan fuera, o me gritan para que no grite yo, o incluso me dan un cachete si protesto porque lo que tenía que decir era importante. ¿He aprendido algo sobre el respeto a los demás, sobre respetar los tiempos, espacios, conversaciones de los otros? O he dejado de hacer algo por miedo a las consecuencias?? He aprendido a tener miedo??? En este sentido, nos volvemos cada vez más dependientes de los demás, dejando de ser capaces de reconocer por nosotros mismos lo adecuado o inadecuado de nuestras acciones, y basando nuestra manera de comportarnos en la aprobación o desaprobación externa. Como motivación, bastante deficiente… como estilo de vida, casi lamentable.
Me gustaría hacer una mención especial a los premios y recompensas. Al flan de postre si te comes las verduras, a la chuche si acabas los deberes o a la pegatina con sonrisa si no protestas en todo el día. Los premios y recompensas son la otra cara de los castigos. Funcionan de la misma manera, aunque parezcan mucho más amables. También ponen el acento fuera de la conducta, y también nos hacen depender de los componentes externos para funcionar. Pero además, los premios tienen un agravante… y es que a medida que los niños crecen deben ir incrementándose en cantidad y calidad, pues a ningún adolescente le haremos recoger su habitación prometiéndole una pegatina.
Ahora bien, qué alternativas tenemos para criar y educar a nuestros hijos? Cómo podemos educarlos, criarlos, sin recurrir al castigo, al chantaje y/o a la amenaza. Básicamente, comprendiendo.
Comprendiendo en primer lugar que los niños tienen unas necesidades, unos tiempos y un uso del espacio diferente al de los adultos.
Comprendiendo que no existe una manera estándar de hacer las cosas, que lo que está bien y lo que está mal es relativo.
Siendo sinceros con nosotros mismos y preguntándonos por qué no estamos permitiendo cierta conducta, si es una cuestión realmente importante o es algo que se hace así porque siempre se ha hecho así.
De esta manera encontraremos muchos menos motivos de conflicto con nuestros hijos, y ellos se acostumbrarán a que cuando una cosa no puede ser, cuando negamos algo, cuando pedimos algo, cuando posponemos algo, será por una razón verdaderamente importante. Es mucho más fácil aceptar que no se puede hacer una cosa que aceptar que no se puede hacer casi nada, y entonces no es necesario recurrir a ninguna técnica educativa, psicopedagógica coercitiva pues los niños entienden simple y llanamente que no todo puede ser.
Por otro lado, es importante hablar con nuestros hijos. Dialogar y entender sus motivaciones. Y en ocasiones, cuando tienen razón, ceder. Ceder a su petición, a su comportamiento o incluso a su mal humor (bastante tienen a veces con aceptar que no es posible hacer algo para, además, aceptarlo de buen grado). Ceder nosotros es la manera de enseñarles a ceder ellos. Reconocer que nos equivocamos es la manera de enseñarles a reconocer los errores.
Este camino es difícil. Es más lento. Pero os aseguro que es infinitamente más gratificante. Increíblemente más divertido. Y por si alguien lo duda, también funciona.


Este texto lo ha compartido con nosotras Nuria Otero, licenciada en pedagogía y psicopedagogía. Orientadora familiar y doula. La puedes seguir en su blog http://nuriaotero.blogspot.com.es/

Éxito de la Sexta Jornada de Lactancia y Crianza, en Peñíscola. 2012

 

El pasado sábado 27 de octubre celebramos la sexta Jornada de Lactancia y Crianza de Peñíscola. 
La Jornada fue inaugurada por el primer edil de la ciudad en el mar, Andrés Martínez y la concejala del área de salud y bienestar social, Mª Jesús Albiol. 

Andrés Martínez, alcalde de Peñíscola inauguro la Jornada junto a Mª Jesús Albiol, concejala de salud y bienestar social 

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La primera charla corrió a cargo de nuestra muy querida consultora IBCLC Patricia López Izquierdo, que nos enseño como diferenciar los diferentes tipos de frenillos que dificultan la lactancia, así como buscar soluciones a los mismos. Nos sorprendió en su segunda intervención, tratando un tema poco habitual y desconocido por muchas madres, como es la agitación del amamantamiento, fase que suele ocurrir a las madres de niños lactantes mayores o cuando llega un segundo embarazo. Sus palabras ayudaron a muchas madres a comprender y sanar esa fase vital que todas solemos vivir en silencio. 
Al finalizar, y durante la proyección del video " El pecho no tiene horario", algunas madres presente aprovecharon para que nuestra consultora preferida, Patricia, resolviera sus dudas. 


 Patricia López Izquierdo durante su charla

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Asociaciones como "El parto es nuestro" grupo local de Valencia, Asociación Valenciana de doulas "Al Caliu", Mamare de Castellón, Les Ametletes de Calig, Asociación "La rialla" de San Rafael del Río, y varias representantes de la Asociación Internacional de Masaje  Infantil (IAIM) participaron junto con nosotras en esta jornada, y les estamos muy agradecidas por su presencia. 

Disfrutamos junto algunas de ellas de una comida de hermandad, donde entre conversaciones de crianza y marujeos varios, celebramos el cumpleaños de Patricia López Izquierdo, con una tarta de queso asturiana casera y sumándole 50 años de más jejejeje 

Los peques disfrutaron de la animación que se pensó especialmente para ellos que duró 4 horas y contó con monitores que realizaron talleres de pintura de caras y globoflexia. 










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Para finalizar la Jornada, disfrutamos de una enriquecedora y divertida charla de la psicóloga Rosa Jove, cuyas palabras se centraron en como lograr una crianza feliz





 



Así estaba la sala, todos concentrados escuchando a Rosa Jove


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Para finalizar el día, las socias de nuestra asociación se fotografiaron junto a Rosa Jove. Fue un día divertido, emocionante y enriquecedor. 
¡¡¡¡Ya tenemos ganas de que lleguen las próximas jornadas!!!!








Querid@s amig@s, 
Comenzamos nuestro blog.
Por fin iniciamos este nuevo proyecto desde la Asociación de Maternidad y Crianza de Benicarló.
Ilusión no nos falta, ganas tampoco, tiempo quizás tengamos algo menos, pero gracias a la colaboración de otras personas que nos ofrecen sus textos podremos compartir con tod@s vosotr@s ideas, pensamientos, experiencias y anécdotas relacionadas con la crianza de nuestros hijos.
Esperamos que disfrutéis de todo lo que se vaya colgando en este espacio, y por supuesto, quedáis invitad@s a participar con vuestras opiniones o textos. Para cualquier duda que os surja podéis enviarnos un mensaje al correo: blogdematernidad@gmail.com